Un buen viajero

La Pampa, noviembre de 2019.

Sucedió

Los estados del viajero

En la salida existen preocupaciones. Abandonamos las preocupaciones de todos los días y nos metemos en las del viaje. Las preocupaciones nos atan a un lugar y el peso se siente. Cuesta despegarnos de donde partimos, cuesta abandonar ese sentido de "responsabilidad" que nos pesa y que nos ancla. Poco a poco iremos fijando la mente en el viaje. Vagamos en los detalles de las cosas por pura preocupación. Nos preocupan las cosas que se pueden pasar por alto. Pero poco a poco la preocupación se alivia cuando comenzamos a usar todos los sentidos y entramos en el viaje.

Tomamos conciencia de lo que hacemos y lo que dejamos. Nos concentrarnos en el momento. La mente se libera y el camino se abre. Luego se experimentan sensaciones de incertidumbre porque no sabemos con qué nos encontraremos más adelante. Es aquí y en este estado donde vive el buen viajero, en las mínimas preocupaciones del día a día. La única preocupación es el viaje en sí. Ahora somos esto, ya no lo otro. Es el momento de encontrarse cara a cara con uno mismo. La improvisación es la principal arma y la mente abierta el camino a las oportunidades. Durante el viaje se vive un estado cíclico entre alivios y preocupaciones. Se experimenta con mucha intensidad cada momento donde la meta final del viajero es mantenerse en ese estado, el mayor tiempo posible.

Momentos antes de la llegada se comienza a experimentar cierta angustia. Comenzamos a salir del "estado de viaje". Las preocupaciones del mundo cotidiano comienzan a invadir la mente. ¿Dónde puse las llaves de casa? (Se restablece la rutina). ¡Pero claro! es una cuestión de contrastes como por ejemplo, "no se puede apreciar realmente lo bueno si no se experimenta alguna vez algo desagradable". Llegar es la experiencia que nos alimenta para volver a viajar. Nos prepara mejor para el próximo viaje. El buen viajero sabe que llegar es sólo parte del ciclo de experiencias de un viaje mayor. El buen viajero también sabe que llegar, es en realidad, sólo una parada más de ese viaje mayor.

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